Duelo

 

“El duelo transforma el alma rota y herida, el alma que ya no desea levantarse por las mañanas, el alma que es incapaz de encontrar una razón para vivir, el alma que ha sufrido una pérdida increíble. El duelo posee el poder de curar”.

Elisabeth Kübler-Ross

Todas las personas, cuando atravesamos situaciones de cambios y pérdidas en nuestras vidas, vivimos un período normal y natural de duelo que nos posibilita asimilar la experiencia de la pérdida, reconocer y reacomodarnos a la nueva realidad que nos toca afrontar y recuperar el equilibrio, la seguridad y el bienestar para poder continuar. Sin la experiencia del duelo, viviríamos fragmentados entre una vida pasada y una vida nueva sin poder aceptar e integrar los cambios.

Una metáfora o una imagen que me ayuda a comprender el duelo es el puente. Un puente que une dos territorios, dos regiones, dos vidas. Una antes de la pérdida y una nueva y desconocida que –aunque no podamos imaginar cómo será– nos espera al final del cruce. Solo cruzando el puente podemos descubrir este nuevo territorio.

Mabel Weiskoff. Iluminando el duelo.

 

 

 

 

 

Existe, latente en cada ser humano, la esencia pura y potente de la vida, una potencia despabilada con cada latido de nuestro corazón. Esta semilla del potencial humano está enclavada en nuestro interior, en el fondo del ser y se manifiesta aun en las peores circunstancias de nuestra vida. El duelo es el momento donde se visibiliza.
Mabel Weiskoff